Con la palabra emocionada por haber completado un ciclo en el que han salido de dicha escuela toreros de la talla de Matías Tejela, Joselillo, Manolo Sánchez, Morenito de Aranda, Pablo Santana, Mario Campillo, César Manrique, Carlos Doyague y un largo elenco de matadores, subalternos y novilleros que ahora mismo andan por esos lares taurinos, la Escuela taurina que lleva el nombre de “Jorge Manrique” en homenaje al diestro vallisoletano, ha visto cómo los trastos de la enseñanza y formación han sido pasados a Raúl Alonso, un torero fino, elegante y con todas las garantías para seguir en la brecha y dirigiendo ese pequeño colegio, vivero de toreros de Valladolid, que va contra viento y marea, dejando su impronta en el Coso del Carmen de la Ciudad de los Almirantes, con trabajo, esfuerzo y cariño por la Fiesta de los toros.
Raúl Alonso se ha mostrado muy animado ante la nueva dedicación y función, poniendo de su parte lo que siempre le ha enganchado en su propia vida, el toreo bello, el toreo pausado, el toreo excelso para enseñar a los chavales que quieren entrar en esta profesión los rudimentos, la enseñanza y la aplicación para llegar a ser torero, vocación grandiosa en la vida de quien la elige.